El análisis de la seguridad interior de la vivienda comienza por establecer los riesgos y posibles puntos de acceso, esto determinará los lugares prioritarios a proteger.
Un sistema de seguridad por anillos enfatiza la importancia de los anillos exteriores para detectar y frenar el acceso del intruso a la vivienda, pero por desgracia no siempre van a poder evitar la intrusión. Los detectores de interior son por tanto una pieza clave del sistema de seguridad para detectar si el intruso ha entrado en la vivienda y activar una respuesta de seguridad inmediata.
Genoma del Robo, certificación nacional que acredita a empresas instaladoras expertas en soluciones contra el robo efectivas y sostenibles, recomienda “la evaluación y diagnóstico de la posibilidad del robo en función de la oportunidad, atractividad y vulnerabilidad que presenta cada tipología de vivienda o establecimiento.”
Consideraciones a la hora de elegir un detector de intrusión de interior
Aunque habitualmente pensemos que los robos en viviendas ocurren cuando los ocupantes no están en casa, pueden suceder también por la noche, mientras los ocupantes duermen, o en verano, cuando ocasionalmente ventanas o puertas se dejan abiertas para que corra el aire. Por este motivo, es importante un sistema de seguridad que permita activar los detectores por zonas o “particiones” como lo conocemos en el ámbito de programación; especialmente en viviendas amplias, donde hay zonas por las que no se transita por la noche.
Una de las principales causas de falsas alarmas son los animales domésticos, insectos o polvo. Son aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de elegir un detector de movimiento.
Un detector de movimiento eficaz debe contar con lógica digital para saber distinguir cuando se trata de un intruso real o si simplemente se trata de un gato o perro pasando por el área de detección. La lógica de detección cuádruple (Quad) ha probado ser muy eficaz para verificar si una alarma debe generarse o no. Consiste en dividir el área de detección en varias zonas independientes; en cualquier punto dentro del área de detección el objetivo debe bloquear 4 zonas para hacer saltar la alarma. De esta manera, se mejora el nivel de precisión para diferenciar entre personas y animales pequeños. Otro aspecto importante es el rating IP del sensor para evitar alarmas si hay un insecto en la lente o se acumulación de polvo, por ejemplo cuando la vivienda está desocupada por un tiempo.
Otro aspecto que puede afectar a la operatividad del sensor es cuando la temperatura es extrema, por ejemplo en los meses de verano, cuando la temperatura de fondo oscila entre 35 y 37 °C, temperatura parecida a la del cuerpo humano. Los sensores de interior con doble tecnología (microondas y PIR) ofrecen una detección muy estable incluso cuando hay mucha intensidad de sol. Si además tienen la antena chapada en oro, como los sensores de OPTEX, se garantiza la durabilidad y mejor operatividad del detector en climas cálidos y húmedos. Por último, es importante la funcionalidad de ajuste automático de la sensibilidad, aumentando la sensibilidad del detector de movimiento a la más fino posible para no perder ninguna alarma.
Detectores Grado 2 y Grado 3
En función del nivel de riesgo, los sensores de interior se dividen en Grados.
- Sensores Grado 2: Estos sensores están orientados a viviendas con un riesgo bajo o medio de intrusión, y que en general están conectadas a una central de alarmas o centro de control.
- Sensores Grado 3: Sensores para viviendas con un riesgo medio/ alto y que por tanto requieren un sistema con mayor grado de protección y siempre conectado a central de alarmas o centro de control. Los sensores Grado 3 entre otras funciones requieren anti-masking (anti-enmascaramiento).
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